La última palabra que me dijo mi papá en esta vida fue "felicidades".
Era día de mi cumpleaños y nos estábamos despidiendo. Su mano derecha pasó por su cabello y esbozó una sonrisa al mismo tiempo que pronunciaba: "felicidades". Yo dije "gracias" y salí del lugar.
Es realmente difícil recordar ese día, porque me golpea una sensación de vacío en todo mi cuerpo, una sensación de adrenalina hace que mi corazón lata más fuerte y genera una especie de vértigo. Vértigo en un cuerpo vacío.
Pero cuando recuerdo esa última palabra, pareciera que me la regaló para que me diera cuenta que él estaría siempre en mi porvenir. "Felicidades", fue también su manera de comprometerme a ver mi vida de manera optimista y seguir luchando por lo que creo.
Tres años han pasado ya. No quiero volver a vivir otro día como ese.
Y por muchos años que pasen, el vértigo no se va, ¿sabes?
ResponderEliminarUn abrazo.