Es la verdad, ¿quién podría dudarlo?
La cuestión es que pensé que debía hacer una nota aclaratoria para que no se interpretara como una de tantas luchas de sexos para ver quién es mejor. Afortunadamente, ya pasaron de moda y no es esa la intención que le quise imprimir.
Antes pensé en ese magnífico taller de humanos con el que las mujeres estamos dotadas y que Gioconda Belli ya dijo en su poema "Y Dios me hizo mujer". Acá lo dejo para que lo disfruten.
Y Dios me hizo mujer
(Gioconda Belli)
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi se
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi se
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