Ni la primera, ni la última, en decir que es maravilloso generar otra vida, de ser espectadora de ese milagro y tratar de comprender el inconmensurable don de convertirse en mamá.
Ni la primera, ni la última, pero es que todo aquello es verdad y puede ser que hasta que lo vives, te vuelves consciente de esa misteriosa capacidad de los seres humanos de experimentar el origen de la vida una y otra vez con cada embarazo, aunque no puedas comprenderlo.
Ni la primera, ni la última en decir que las mujeres somos las favoritas de Dios.
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