Desde siempre, los seres humanos hemos seguido a figuras a las que llamamos maestros o sabios, nos convertimos en sus discípulos y aprendemos de ellos conocimientos que nos validan en algún campo o área, logrando incluso el título de la maestría. Acorde a los tiempos, también esos maestros han cambiado, los discípulos, los títulos, así como los sistemas de estudio y educación.
Escribo sobre eso porque, en mi caso, siento que sé un poco de todo y al mismo tiempo nada.
Un novio que tuve en la licenciatura, me dijo: "tú quieres saber de todo", como si fuera algo negativo.
Un profesor que andaba por ahí y lo escuchó, me dijo: "está bien querer saber de todo".
Saber de todo quizás es o fue una tendencia, porque luego supe que no era tan importante el saber, sino percibir.
¿De qué sirve leer y tener tanta información si no se puede percibir y actuar conforme esa percepción individual que nos permite actuar y aprender? Claro, que a eso también se aprende...
Y así he danzando en varias disciplinas.
Ahora pienso, ¿qué sé?, ¿en qué soy especialista?
Y no logro responderme...
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