sábado, 9 de mayo de 2015

Ladridos/aullidos de perro

Nada. Que estos días he tenido una especie de cosa personal con los vecinos de la casa 27 por los ladridos de su perro que dejan las 24 hrs en su mini patio. 

Primero, hablé con ellos. 
Luego, les envié un escrito firmado. 
En la madrugada, salí de mi casa y fui a tocarles el timbre. Di un timbrazo largo para despertarlos y parece que lo logré, pero no abrieron. Nuevamente, toqué el timbre y ya no se escuchó, lo desconectaron. Un enojo terrible subió por mi cuerpo y me fui sobre su puerta tocando lo más fuerte que puede, por mucho tiempo. No abrieron.  

Pensé: Me quedaré tocando aquí hasta que abran.  
También pensé: mejor me voy de aquí, que no tiene sentido nada de esto. 

Vi que la vigilante del fraccionamiento me observaba y fui con ella. Le comenté la situación. 

Me dijo que habláramos al 066 para que enviaran una patrulla, pero que tenía que verificar con su supervisor si le permitirían entrar a la policía. 

Me regresé con mucha frustración y enojo a mi cama.  

Ahora pienso que fui afortunada en que no me abrieran la puerta, ¿qué hubiera hecho?, ¿qué hubiera dicho y cómo se los hubiera dicho? 
De repente pensé que estaría nutriendo aquello mismo de lo que quiero huir. 

Quizás los vecinos creen que ganaron la batalla, porque me dejaron ahí a la 1:20 am tocando la puerta como una loca. Pero en el fondo,  creo que mi propia conciencia requería que yo hiciera eso por lo siguiente:

-Debía darme cuenta yo misma, que al tener esa reacción, no iba a solucionar nada, por lo contrario, iba a perder, porque estaría dando pie a que los vecinos se impusieran como víctimas a las que no les respeto el derecho de tener su perrito en su propia casa.
-Ese hecho, que interpreto como una lucha de poderes en la cual yo decidí involucrarme, nutre el odio, lo mismo de lo que trabajo por alejarme.
-Debía darme cuenta que no estoy en una lucha, que sólo estoy defendiendo mi derecho a satisfacer mi necesidad de descanso y que eso no le importa un comino a los vecinos, por lo tanto, esa no es manera de defenderme.
-Al final, pensé que todo se solucionaría. No sé cómo, ni cuándo, pero encontraré solución.

Escribir esto me ayuda a comprender que debo liberarme de lo que no necesito en mi vida.

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